De esa forma nos ahorraríamos la decepción y podríamos guardar nuestras energías para el gran encuentro con el menos boludo de los boludos. Pero claro, aquí las cosas se complican porque necesitaríamos además una tablita para determinar el momento en que nuestro posible encuentro con el menos boludo. Es en este punto en que los astrólogos se nos presentan inflados de orgullos porque, según ellos, la vapuleada astrología es una verdadera ciencia.
En fin, la cosa se complica y como dice otra amiga, una iraní de ojos almendra: Se trata de tener suerte, nada más que suerte.
Es verdad, algunas cosas no cambian. Ya ni la ciencia podrá ayudarnos.
¿Y si le pedimos ayuda a Hollywood?
¿O al Chapulín Colorado?
Sinceramente no sé quién podrá ayudarnos.

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